Sunday, July 3, 2005

La ciudad de los pesos perdidos

y piernas bonitas, ideal para fumar con tiempo, sin mas que hacer que pensar en las cosas que no hago y me hacen feliz. Zapatos altos y mujeres gordas. Chinos en sandalias y con el periódico en la bolsa trasera del pantalón. Adolescentes con prisa y niñas comprando abanicos de un dólar. Señoras elegantes y viejos con boinas blancas y bastones de madera. Una bolsa de plástico descansa en el piso gris con rojo. Como siempre, me repito. Indues, canadienses, mexicanos, chicanos, gringos, japoneses, chinos, muchos niños y un cholo con las manos en las bolsas de su fláccido pantalón. Su chica de nalgas enormes husmea y revuelve ropa que nunca le quedará. Tipos trendy con tenis Puma y bermudas con bolsas a lo militar. El cholo me mira mientras su mujer exhibe la celulitis tras una delicada T-shirt con logo de Playboy. Mexicanas con vestidos orientales y una joven japonesa resguarda su celular con camara fotográfica incluida y monedero, en una bolsa de rafia importada de Oaxaca. Piernas torneadas y lunchs por solo $4.50 "Also a la carte and family style". Charles Bronson vive en la chaqueta de un homeless y la guerra se aparece en los pantalones ajustados de una pelirroja que busca un lindo collar en Chong Hing Jewelery. El chino con el periódico reaparece mientras los pantalones militares cruzan la calle peligrosamente, evadiendo la figurilla roja del anuncio en el semáforo. Viene con un cuerpo torpe pero blanco y firme y un grupo de amigas que rien y hablan y compran y ya no se ven porque una latina de cuerpo hermoso y vestido pequeño con flores blancas acaba de atravesar esta plaza de Chinatown. Una pareja nice levanta sus gajas al mismo tiempo para auscultar mejor los aparadores. La bolsa de plástico en el piso de vueltas y su ruido me distrae. Hace diez minutos que terminé mi cigarro y tengo ganas de tomar un martini y llorar, no porque me sienta triste. Hoy, las lágrimas resultan ser una pura eventualidad.

Wednesday, June 29, 2005

De la serie... ella en LA

Entre café y vino y tinto, llego sin escalas a las tardes con sol y las noches llenas de martinis y frio en las piernas. Que miedo verse a traves de un papel carbón, en la cabeza de alguien que se encuentra a miles de kilometros de distancia. Yo bien se que lo desconoces pero tengo un CD para hacer ejercicio donde, con un remix bastante jalador, aparece California Dreaming. Solo una vez he podido entrar al mar en bikini y es que... caray! el mar para mi se encuentra en el tropico solamente, pero ya me iré acostumbrando. Mi gente se aparece tal vez un poco en mis pensamientos de café, mientras veo crecer tomates, chiles y unas flores como de terciopelo color violeta que planté con James hace unas semanas. Pienso mucho, como igual, lloro por dentro y río mas de lo que esperaba. Las ideas crecen y se desarrollan en mi cabeza como los geranios mal educados es decir, con nudos, sin orden, frágiles y hermosos. Ahora que estoy aqui mis horas son distintas, al igual que tu, recuerdo pero la anoranza no llega. Tal vez, y solo tal vez, con la frescura y morbilidad de unos besos humedos dados a destiempo, suceda lo contrario.

Friday, February 18, 2005

De la serie... ella habla sola

De un tiempo para acá pienso en ti de manera tan deforme, inconstante y reprobable que tu imagen en mi cabeza es ya un verdadero cuadro abstracto a lo Tapiesse (no sé si se escribe así). Con pelos, papel y todo.En los últimos días de este mes he experimentado algo nuevo para mi que tiene algo de encantador: manejar por las mañanas, justo cuando el sol se asoma apenas. Hay poca gente, el aire es fresco y limpio, tanto, que puedo fumar y sentir como pocas veces el buen sabor de este acto. Hacerlo sola lo hace ideal para poder cantar, a todo el volumen posible de mi estéreo a casette, las canciones de Janis, Serrat o Jaime López que tanto me gustan.No sé si pienses lo mismo, pero este cuadro se presta mucho para la nostalgía que no la melancolía. Es aquí donde entras tu. Como aventureros del espacio; de la casta que cruzaba el tiempo a través de un espejo de agua con rayos laser, foquitos y un montón de cables; nosotros cruzamos de igual forma el tiempo que no estuvimos para detenernos sólo en los instantes precisos e infranqueables que por su carácter de maravillosos, el hecho de no vivirlos hubiera cambiado de alguna forma el trayecto de nuestras vidas.¿Para bien? ¿Para mal? No lo sé. Pasó.
¿Ahora? Sucede a pedazos, en mi pésima memoria y en los momentos en que el alcochol eructa en mi boca tinta, el recuerdo de tus besos y tu amor a ratos y en espasmos.
Besos urgentes sin estampilla y por tanto, perdidos en el anáquel.